5 consejos para meditar en el trabajo
Ante el descubrimiento de la inteligencia emocional como fuente de beneficios para el ser humano y su desarrollo profesional, han saltado a la luz multitud de técnicas y programas que pretenden introducir la meditación en las organizaciones para fomentar las habilidades y el crecimiento personal en el mundo de la empresa. En este breve artículo nos proponemos dar unas pautas para empezar.
La meditación no es algo nuevo. La humanidad ha comprendido la profundidad de su ser desde los orígenes, aunque ahondar en ella haya sido privilegio exclusivo de unos pocos, por haberse mantenido oculto este conocimiento durante mucho tiempo.
Desde los orígenes de la historia y en todas las civilizaciones y religiones se ha manifestado la necesidad de meditar de multitud de formas, desde la dinámica como el taichí o el tao en China, pasando por los libros sagrados de Veda y Avesta, hasta los místicos católicos, todos se entrelazan por el hilo común de la conexión mente-cuerpo y espíritu.
Recientemente en términos históricos se ha trasladado la meditación al mundo académico y empresarial, probablemente debido a la necesidad de potenciar virtudes como el control del estrés y de las emociones o la creatividad, en tiempos revueltos como los actuales, por medio de técnicas como la denominada mindfulness, que no es más que una reformulación de la cuestión.
Hecha esta breve introducción pasamos a dar algunos consejos sobre cómo empezar a meditar en el trabajo.
- Encontrar un momento y lugar oportunos. Es cierto que las personas solemos pasar la mayor parte del día en el trabajo (sobre todo los países del sur que están en régimen de jornada partida), razón por la que son comunes las agendas muy apretadas en que no queda tiempo casi para nada. Existe además la creencia común de que la meditación requiere de tiempo disponible y solo se puede practicar en el sosiego del retiro. Pero esto no es cierto, cualquier momento y cualquier lugar es bueno para meditar, consiste en cerrar los ojos y respirar hondo hasta llegar al estado de consciencia indicado, que, una vez logrado, bastará con cinco minutos para obtener beneficios inmediatos. Un desplazamiento en transporte urbano, una espera en organismo oficial e incluso un atasco pueden ser el momento indicado para hacer nuestra pausa diaria, en caso de no encontrar otro mejor.
- Programas avanzados. Es cierto que existe todo tipo de formación sobre mindfulness, inteligencia emocional, meditación de toda clase, etc., y que es mejor adentrarse en este mundo de la mano de profesionales (y en esto hay que tener cuidado en la elección). Pero lo cierto es que para empezar a meditar basta con seguir uno de los tutoriales de eminentes expertos que tenemos disponibles en internet y repetir las indicaciones del vídeo durante todos los días. Es importante la constancia para obtener el fruto deseado.
- Extensión a la vida diaria. El estado de relajación inicial que se puede conseguir con la meditación es necesario extenderlo a la vida diaria. Haciendo símil en términos religiosos, no vale con dar limosna al pobre si luego abusamos de otros congéneres.
- ¿Por dónde empezar? Sentarse cinco minutos al día y ejercitar la llamada respiración abdominal es el comienzo perfecto, después podemos aprender técnicas más complejas para profundizar en el conocimiento interior.
- Amor al prójimo. Los ancestros religiosos de la meditación budista nos indican que la elevación de espíritu es un don que exige compasión por el resto de los mortales, en el sentido de que el aumento innegable de facultades que proporciona la meditación debe ser aplicado en ayudar y mejorar la condición de otras personas que aún no la han descubierto.
Para profundizar en estos conceptos el CEF ha preparado en Curso de Mindfulness en el trabajo.
Ricardo Seoane Royo
Abogado, asesor de compliance, estrategia e innovación