Joven y mujer: Un doble desafío para las mujeres que entran al mercado laboral

Joven y mujer: Un doble desafío para las mujeres que entran al mercado laboral

Un estudio de la OIT/Fundación MasterCard aporta una nueva perspectiva sobre los problemas que enfrentan las mujeres jóvenes para participar en el mercado de trabajo.
Desde hace décadas la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer han estado entre las prioridades de la agenda de desarrollo. Sabemos que ofrecer a las mujeres, y en particular a las jóvenes, los medios para que tomen sus propias decisiones sobre cómo contribuir activamente a la economía marca la diferencia en muchos frentes. La investigación muestra una gran cantidad de vínculos positivos. Sin embargo, es evidente que una nueva generación de mujeres jóvenes aún no puede explotar todo su potencial económico y capacidades.

Un nuevo informe de la OIT, basado en el análisis de encuestas sobre la transición de la escuela al trabajo (ETET) en más de 30 países en desarrollo, concluye que ser joven y mujer todavía constituye un doble desafío para la generación actual de mujeres jóvenes que buscan un empleo decente. Estas encuestas fueron realizadas gracias a la asociación entre la OIT y la Fundación MasterCard .

Los resultados del estudio revelan que los jóvenes tienen que superar mayores obstáculos para entrar en el mercado de trabajo de los que sugieren las cifras sobre desempleo publicados. Y las mujeres jóvenes están más expuestas a la discriminación cuando intentan acceder a los mercados laborales. Un número demasiado elevado de mujeres, cualquiera sea su nivel de instrucción, siguen excluidas de la posibilidad de ganarse la vida.

Estadísticas alarmantes

El informe Young and female – A double strike? Gender analysis of school-to-work transition surveys in 32 developing countries (Joven y mujer: ¿un doble desafío? Análisis de género de la transición de la escuela al trabajo en 32 países en desarrollo), estudió las poblaciones de jóvenes entre 15 y 29 años en 32 países en desarrollo. Las estadísticas muestran que 76 por ciento de los jóvenes inactivos (es decir, no traban ni están buscando empleo) y no reciben enseñanza formal, son mujeres. El porcentaje de mujeres jóvenes que no trabajan, ni estudian ni reciben formación (NiNi) es de 30 por ciento, el doble que el de los hombres.

Estas mujeres jóvenes están desfavorecidas en el mercado laboral, como muestran con claridad las principales estadísticas del informe: tasas de desempleo más altas (en 2014, 13,6 por ciento frente a 12,6 por ciento total), diferencias de remuneración persistentes (los hombres jóvenes ganaban entre 1 y 36 por ciento más en todos los sectores y profesiones), una proporción más alta de empleo informal (75 por ciento de las trabajadoras entre 15 y 29 años en comparación con 73,6 por ciento de los trabajadores del mismo grupo de edad) y un transición de la escuela al trabajo más larga.

Además, cuando las economías no crean un número suficiente de empleos cualificados para todos los que buscan trabajo, son las mujeres jóvenes las más desfavorecidas. En los países de bajos ingresos encuestados, la diferencia de género (mujeres-hombres) en la tasa de desempleo juvenil entre los egresados de la universidad era de 12 puntos porcentuales comparado con sólo 3 puntos porcentuales para los jóvenes con un nivel de educación primaria.

Causas y soluciones

¿Qué ocultan estos resultados preocupantes? La falta de acceso a los recursos, los matrimonios y las maternidades precoces y el trabajo no reconocido ni remunerado son algunas de las causas. Según el informe, a nivel mundial, 21 por ciento de las mujeres jóvenes atribuyen su inactividad económica a las responsabilidades familiares y domésticas. Para los hombres, la cifra de 4 por ciento. De las mujeres que se encuentran fuera del mercado laboral, 72 por ciento expresa su deseo de trabajar en el futuro. Sin embargo, el informe constata que la mayoría de las mujeres jóvenes que abandonaron el mercado laboral por motivos familiares (para tener hijos o ocuparse de las tareas del hogar) seguían inactivas al momento de la encuesta. Los hombres jóvenes tienen muchas más probabilidades de reincorporarse al mercado laboral.

Al analizar estas cifras, podemos concluir que si bien se han alcanzado algunos progresos en materia de igualdad de género a lo largo del tiempo, sobre todo en el acceso a la educación, la lucha para lograr una verdadera igualdad en el mundo del trabajo aún no ha sido ganada.

Ha llegado el momento de reflexionar, de encontrar las estrategias eficaces y después aplicarlas a gran escala.

El cambio es posible

Además deberíamos recordar que no todas las noticias son malas cuando se trata de mejorar las oportunidades para las mujeres jóvenes.

Los innumerables argumentos de lo que las mujeres jóvenes pueden hacer no sólo para sacar a sus hogares del ciclo de la pobreza sino también a toda la comunidad es fuente de inspiración. Actualmente, están siendo implementados una serie de programas a nivel de terreno para ayudar a más mujeres jóvenes a salir adelante. Estas iniciativas se benefician cada vez más de la investigación sobre “lo que da resultados”. Estas estrategias precisan de una acción específica a fin de superar las circunstancias, con frecuencia particulares, que enfrentan las mujeres jóvenes. Ellas proporcionan un apoyo social integral, como el cuidado de los niños, ellas necesitan participar de las oportunidades de educación o formación y encaminarse hacia la vía del empleo productivo.

El informe propone ideas sobre cómo superar algunas de las limitaciones específicamente femeninas en los programas de empleo juvenil, desde abordar la desigualdad en la distribución de las responsabilidades familiares, a superar la discriminación en la contratación y en las condiciones de trabajo hasta la segregación profesional.

Intensificar las intervenciones dirigidas a encaminar a las mujeres jóvenes en el camino de un futuro mejor es una responsabilidad compartida por todas las partes interesadas, los sectores público y privado, los actores del desarrollo local y las familias.

El mundo, a través de la Agenda de Desarrollo Sostenible para 2030, aspira a un trabajo decente y productivo para todos los jóvenes, el informe recuerda que el mundo necesita de un esfuerzo más concertado a fin de encaminar a las mujeres jóvenes en el camino correcto hacia la emancipación económica. Por el interés de todos, debemos eliminar los obstáculos que les impiden desarrollar su pleno potencial y su derecho a la igualdad de oportunidades y de trato.

OIT