Cómo aparentar que haces muchas cosas en tu empresa cuando haces menos de lo que deberías
No hay nada más triste para un trabajador que cumple con su trabajo eficaz y eficientemente que ver como otros compañeros que trabajan menos y peor consiguen aparentar hacer más de lo que realmente hacen, se llevan los méritos del trabajo en equipo y son más valorados por la dirección de la empresa.
Esta tristeza, que para muchos empleados es el pan nuestro de cada día, es uno de los factores que propicia la fuga de los mejores trabajadores de las empresas, que esperan encontrar en otras organizaciones el reconocimiento y valoración de su buen trabajo.
Y es que ya decía Julio César que «la mujer del César no debe serlo, sino también parecerlo», por lo que no basta con ser bueno haciendo un trabajo, es también necesario hacérselo ver a los superiores, siendo esto algo que se les atraganta a muchos buenos profesionales.
Pero valorar el talento, sobre todo en grandes empresas, puede no ser fácil, ya que, por poner un símil, una persona puede observar el cielo de noche y ver muchas estrellas, pero si atraviesa el firmamento una estrella fugaz, esta puede llamar más su atención, a pesar de que es un pequeño meteorito de unos pocos milímetros.
Uno de los principales objetivos de los profesionales de los Recursos Humanos es la correcta valoración de los trabajadores para poder premiar a los mejores, pero también detectar a aquellos que son especialistas en aparentar ser lo que no son.
La conducta de estos trabajadores, que hacen menos de lo que deberían pero consiguen brillar a los ojos de algunos directivos, puede seguir alguno o varios de los siguientes patrones de comportamiento:
Se mueven mucho y rápido de un sitio para otro
Son trabajadores a los que les cuesta estar sentados en su silla; si trabajan en una oficina se levantan constantemente deambulando de un lado para otro aparentando estar muy estresados. Sin embargo, en muchos casos, la realidad es que se mueven como un pollo sin cabeza, mientras que otros que se mueven menos están más centrados en su trabajo.
Se atribuyen como propios los éxitos del equipo
Están muy atentos a los éxitos del equipo, aunque hayan contribuido lo menos posible su consecución, pavoneándose frente a sus superiores de manera que parezca que ellos han sido un pilar fundamental para el éxito del trabajo o del proyecto, cuando la realidad es todo lo contrario.
Desaparecen cuando hay problemas
Mientras otros se afanan en solucionar los problemas que puedan surgir en la empresa, ellos tienen la habilidad de hacerse invisibles, de manera que, mientras otros los resuelven, ellos pueden seguir dedicándose a sus tareas rutinarias. Sin embargo, mantendrán todos sus sentidos alerta para aparecer en el último momento si ven que los problemas se van a resolver, consiguiendo incluso, en algunos casos, aparentar ante sus superiores que han sido decisivos en la solución del problema.
Son especialistas en buscar culpables y repartir culpas
Cuando algo sale mal se centran en buscar culpables y no soluciones, así, mientras otros se afanan en intentar solucionar un problema, ellos probablemente estén culpabilizando a algún compañero, para luego sentarse con él sin mirarle a la cara.
Socavan la reputación de los más competentes
Probablemente sea una conducta que muchos traigan aprendida de sus tiempos en el colegio, donde acosaban a los compañeros que se esforzaban por sacar buenas notas mientras luego les copiaban en los exámenes. Los esfuerzos que realizan en este campo no son baldíos, ya que al desanimarlos y bajar su moral pueden afectar a su productividad, e incluso algunos pueden llegar a abandonar la empresa por el mal clima laboral.
Son ambiciosos e intentan ascender a toda costa
Se pueden mostrar sumisos y complacientes frente a sus superiores y voraces con sus compañeros. Un ascenso, para muchos, es la mejor manera de que otros trabajen por ellos y de eliminar a cualquiera que pueda destacar y hacerles sombra.
Hacen horas extraordinarias por sistema
Pueden estar muchas horas en la oficina, aunque no las cobren y no necesiten hacerlas. Con el presentismo se llenan la boca diciendo que trabajan más que nadie, siendo capaces de alargar un trabajo de 8 horas las horas que sea necesario. Aquí conviene hacer una distinción con los directivos y trabajadores que realizan horas extraordinarias porque son necesarias, para así poder cumplir con su trabajo y los compromisos de la empresa.
Crean problemas para luego resolverlos
Si consiguen ascender esta puede ser una de sus principales ocupaciones, de manera que pueden poner a los profesionales más cualificados a su cargo a apagar los fuegos que ellos mismos crean.
Sin embargo, estos trabajadores tóxicos, que se compartan como virus que infectan las organizaciones, tienen en los profesionales de los Recursos Humanos su antivirus. Conviértete en un profesional de los Recursos Humanos con el Máster en Dirección y Gestión de Recursos Humanos y consigue las competencias para detectar a los trabajadores tóxicos y recompensar a los mejores profesionales.
José Ramón Fernández de la Cigoña Fraga
Colaborador del CEF.-