Dormir en el trabajo no siempre está mal visto
Entregarse a Morfeo en el puesto de trabajo puede ser motivo de despido o felicitación, depende de la cultura del país o de las circunstancias en las que se produzca la cabezada.
Con la llegada de Elon Musk a Twitter, lo de dormir en el trabajo está a la orden del día, por lo que el magnate sudafricano está imponiendo que sus trabajadores realicen largas jornadas de trabajo y duerman en la oficina. Una de sus últimas iniciativas es la de instalar camas en despachos o salas de reuniones en su sede de San Francisco. Para ello, está aprovechando el espacio dejado por los miles de trabajadores despedidos en Twitter.
Después de hacerse viral la foto de una empleada de Twitter durmiendo en el suelo de la oficina tras su compra por Elon Musk, esta siempre es una opción mejor que dormir tirado en cualquier lugar de la empresa. Sin embargo, el alcalde de San Francisco ya ha anunciado que se llevará a cabo una inspección de las oficinas de Twitter para garantizar que no se vulneran los derechos de los trabajadores.
Esta práctica no está exenta de riesgos y puede generar futuras polémicas, como las condiciones mínimas que deben tener las oficinas para que los empleados puedan dormir en ellas, cuánta gente puede dormir en sus instalaciones o si te puedes llevar la maleta a la oficina y ahorrarte el apartamento, que en determinadas grandes ciudades puede suponer una parte muy importante del sueldo.
La pandemia también nos trajo noticias de trabajadores vietnamitas de algunas de las grandes empresas tecnológicas como Samsung, Apple y muchos de sus principales proveedores de componentes, en las que los trabajadores dormían en las fábricas para evitar contagios de covid-19 y que pudiera verse afectada la producción.
En lo que respecta a España, esta práctica es de difícil aplicación, ya que el tiempo de más que pasan los trabajadores en las oficinas tiene que ser computado en el registro de control horario y pagar esas horas de sueño como horas extraordinarias.
Pero, a la hora de cabecear, hay que distinguir entre los que duermen porque hacen muchas horas extraordinarias y los que se duermen dentro de su jornada de trabajo ordinaria.
Argumentos a favor de dormir en el trabajo
- La intención de Elon Musk es que en épocas de picos de trabajo los empleados con grandes responsabilidades tengan la opción de dormir en la empresa y así no perder mucho tiempo en el desplazamiento a su casa. Si ya se están haciendo horas extras nocturnas, por lo menos, facilitar una forma cómoda para el descanso es beneficioso para el trabajador.
- En Japón el «inemuri» hace referencia al hecho de quedarse dormido en el trabajo, una práctica que en líneas generales no es vista como algo negativo, ya que se presupone que el empleado trabaja duramente hasta el agotamiento. Eso sí, no podría acostarse en una de las camas de Elon Musk, ya que esta práctica está bien vista, siempre y cuando los trabajadores que duermen lo hagan sentados en su puesto de trabajo, de forma que estén preparados para volver a trabajar en cualquier momento.
- Una pequeña cabezada puede suponer retomar el trabajo con energías renovadas si ya no se está rindiendo después de una larga jornada.
Argumentos en contra de dormir en la oficina
- En Japón lo hacen para aparentar una gran devoción hacia su empresa y llamar la atención de sus jefes, para que vean que el durmiente es un gran trabajador. Sin embargo, calentar la silla en la oficina, si no se es productivo a partir de un número determinado de horas de trabajo, es perjudicial para la empresa y el trabajador.
- Dormirse en determinados trabajos puede suponer un riesgo para la integridad física de las personas, alterar la producción de la empresa o poner en riesgo los bienes o instalaciones de la empresa.
- Dormir en la oficina dificulta la conciliación de la vida laboral y la profesional y puede derivar en la fuga de talento de la empresa.
¿Te pueden despedir por quedarte dormido en el trabajo?
Dormirse en el trabajo durante la jornada laboral puede suponer en determinados países el despido del trabajador. Sin embargo, este no tiene por qué ser el caso de España.
En nuestro país, echarse una cabezada puede tener algún tipo de repercusión, pero se deberá valorar en su justa medida. Para ello, se deberá tener en cuenta la naturaleza del trabajo desempeñado, la duración de la cabezada, si es una conducta que se realiza de forma habitual y, sobre todo, sus consecuencias.
En España, dormirse en el trabajo es equivalente a una ausencia injustificada y aunque pueda suponer una trasgresión de la buena fe contractual, al incumplirse los deberes laborales básicos, establecidos en el artículo 5 del Estatuto de los Trabajadores, debe producirse de forma reiterada. La primera vez que se duerma el trabajador en su puesto puede ser catalogado como una falta leve y en el segundo grave; ya que una conducta, como quedarse dormido en el trabajo durante un lapso de tiempo, no puede tener mayor gravedad que la inasistencia al trabajo durante cierto tiempo sin justificación alguna.
Dormir en el puesto de trabajo de forma puntual, una vez cumplida la jornada laboral, siempre debería de ser una opción, no una obligación. Además, es una práctica que se debe vigilar de cerca, ya que en caso contrario se corre el riesgo de que en determinados países los trabajadores acaben durmiendo colgados por los brazos de una cuerda en las líneas de producción. Una práctica que ya se utilizaba en el Londres de la época victoriana para dar alojamiento barato a las clases más bajas de la sociedad.
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José Ramón Fernández de la Cigoña Fraga
Colaborador del CEF.-