Mujeres deportistas de élite, precarias laborales: El convenio colectivo de club que marcará el fin de esta paradoja
La casualidad o las propiedades mágicas de ese tópico literario que es la «justicia poética» han querido que Galicia protagonice dos noticias sociolaborales, de signo opuesto, con relación al trabajo de las mujeres embarazadas. Primero la «noticia mala», valorada en un sentido puramente social, sin prejuzgar ahora ni su virtud moral ni su corrección jurídica. Esta viene de la mano de la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Galicia (Sala Social) de 26 de julio de 2018, siguiendo la jurisprudencia, constitucional y ordinaria en la materia, ha avalado el cese de una trabajadora embarazada, por no superar el periodo de prueba, una vez comunicó a la empresa su estado de embarazo y fue asignada a una actividad propia de las trabajadoras que se encontraban en situación de riesgo de embarazo. Aunque el tribunal advierte que puede haber fraude en la contratación, pues su actividad real no se correspondía con el contrato de obra o servicio firmado (un ejemplo más del abuso de esta modalidad contractual, que requiere medidas ya urgentes), diferencia, con razón, la nulidad del despido respecto de la nulidad de la cláusula de temporalidad. Que proceda esta no invalidaría, a su juicio, «la adecuación del ejercicio del período de prueba, pues no todo defecto causal implica la absoluta nulidad de la contratación». Sin entrar ahora en el análisis jurídico de esta interesante resolución judicial, tiempo habrá, también en nuestra Revista de Trabajo y Seguridad Social (RTSS.CEF), sí evidencia la precariedad que sigue lastrando no solo la situación de las mujeres embarazadas, sino de un buen número de trabajadores en España.
Pero no es esa la noticia que motiva principalmente esta nueva entrada. Porque aquí queremos quedarnos con la «noticia buena», aquí sí valorada en sentido social, moral, jurídico y cultural. Leíamos más recientemente (https://elpais.com/deportes/2018/09/13/actualidad/1536857592_645011.html) que un club gallego de fútbol sala femenino (el Burela Pescados Rubén) firmará, en unos días, el primer convenio colectivo regulador, con finalidad de clara mejora, de las condiciones de trabajo de las deportistas, en muchos casos hoy ni tan siquiera profesionales, porque deben compaginar un trabajo externo con su deporte. Cada vez más leemos y oímos, e incluso vemos, cómo las deportistas adquieren visibilidad en un mundo que había sido, hasta el momento, de hombres. Y esa visibilidad llega por los indudables éxitos de las mismas en las diferentes competiciones, tanto como clubes cuanto como selección. Pese a ello, aunque se está forjando una creciente élite deportiva femenina en diversos deportes, una vez más, padecen condiciones laborales de bajo nivel, emergiendo la paradoja de combinar la excelencia en el rendimiento deportivo (cultura del esfuerzo, del mérito) con la precariedad en las condiciones de trabajo. Como se ilustra en las informaciones dadas al respecto, una encuesta realizada el año pasado dentro del proyecto europeo Swafe, que dibuja la situación de las deportistas del continente, arrojó que de las 116 futbolistas entrevistadas, todas de la más alta categoría española, poco más de la mitad recibían alguna retribución y de ellas el 70% estaban sometidas a un pacto verbal, no a un contrato escrito. Asimismo, hemos asistido a un creciente número de denuncias en el que se revelaba la firma de cláusulas específicas para que, de quedarse embarazadas, cesaran de inmediato en la relación.
En fin, tiempo habrá de analizar con detalle este pionero convenio colectivo. Un primer acercamiento se hace en el número de octubre de la RTSS.CEF (a cargo de la profesora Pilar Conde). Pero ahora nos ha parecido del máximo interés difundir este crucial capítulo de un libro más amplio que parece destinado a revertir la (desgraciada) historia social y laboral del deporte femenino español, más acorde con su bien merecida saga de éxitos deportivos. Desde aquí nos alegramos y deseamos que sigan creciendo, tanto como deportistas y personas, cuanto como profesionales, haciendo (buena) historia.
Cristóbal MOLINA NAVARRETE
Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Universidad de Jaén
Director de la RTSS.CEF