Recursos Inhumanos en las empresas: malas prácticas que se deben evitar
La retención de talento y la construcción de un buen ambiente laboral que motive a los trabajadores cobran cada vez más importancia dentro de las empresas, siendo una de las claves para el éxito empresarial.
Una buena gestión de recursos humanos (RR.HH.) juega un papel fundamental para la consecución de ese éxito, por lo que cada vez son más valorados en las organizaciones los profesionales de RR.HH. con una sólida formación y experiencia. Sin embargo, en contraposición a los buenos profesionales, todavía existen malas prácticas de gestión de personas que pueden volverse «inhumanas», generando un ambiente tóxico que causa perjuicios tanto a los empleados como a la empresa.
En este artículo, analizaremos algunas de las malas prácticas más comunes en «Recursos Inhumanos», sus consecuencias nefastas y cómo evitarlas para crear un entorno laboral más humano, positivo y productivo.
1. Falta de comunicación y transparencia. La comunicación fluida y transparente entre la dirección, los departamentos de RR.HH. y los empleados es esencial para generar confianza y compromiso. Ocultar información, mentir a los trabajadores o no responder a sus inquietudes son actitudes que solo generan desconfianza, desmotivación y rumores.
Consecuencias: baja moral, fuga de talento, aumento de conflictos laborales.
Cómo evitarlo: fomentar una cultura de la comunicación abierta, celebrar reuniones periódicas para informar sobre la marcha de la empresa, crear canales de comunicación efectivos (buzón de sugerencias, encuestas de satisfacción, etc.) y responder de manera oportuna y honesta a las preguntas de los empleados.
2. Nepotismo y favoritismo. Otorgar oportunidades laborales o ascensos basándose en relaciones personales o preferencias, en lugar de en méritos y habilidades, es una práctica discriminatoria que daña la moral y la productividad.
Consecuencias: resentimiento entre los empleados, pérdida de confianza en la gestión de RR.HH., fuga de talento.
Cómo evitarlo: establecer procesos de selección y promoción objetivos y transparentes, basar las decisiones en evaluaciones del desempeño, evitar conflictos de interés y promover una cultura de meritocracia.
3. Falta de reconocimiento y valoración del talento. No reconocer los logros de los empleados, no ofrecer oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional, o no recompensar adecuadamente el trabajo bien hecho, son actitudes que desmotivan al personal y lo llevan a buscar mejores oportunidades en otras empresas.
Consecuencias: baja productividad, pérdida de talento, dificultad para atraer y retener empleados valiosos.
Cómo evitarlo: implementar programas de reconocimiento y recompensas, ofrecer oportunidades de formación y desarrollo continuo, crear planes de carrera personalizados, fomentar la retroalimentación positiva y valorar las contribuciones individuales y de equipo.
4. Exceso de carga de trabajo y estrés laboral. Exigir a los empleados jornadas laborales extenuantes sin ofrecer las compensaciones adecuadas, no respetar los tiempos de descanso o no promover un equilibrio entre la vida laboral y personal son factores que incrementan el estrés y pueden derivar en problemas de salud física y mental.
Consecuencias: agotamiento del personal, aumento de errores y accidentes laborales, absentismo, rotación de personal.
Cómo evitarlo: evaluar y ajustar la carga de trabajo de manera justa, promover el uso responsable del tiempo, ofrecer horarios flexibles y políticas de conciliación, fomentar el descanso y las actividades de bienestar laboral como el mindfulness.
5. Discriminación y acoso laboral. Cualquier tipo de discriminación por motivos de raza, género, religión, orientación sexual, edad o cualquier otra condición personal, así como el acoso laboral en cualquiera de sus formas, son conductas inaceptables que deben erradicarse de inmediato.
Consecuencias: daño a la dignidad y la salud de los empleados, ambiente laboral hostil, deterioro de la imagen de la empresa, posibles demandas legales.
Cómo evitarlo: implementar políticas claras contra la discriminación y el acoso laboral, capacitar a los empleados sobre estos temas, crear canales de denuncia seguros y confidenciales, investigar y sancionar de manera ejemplar cualquier tipo de conducta inadecuada. El protocolo de prevención del acoso laboral obligatorio asegura un entorno laboral seguro y respetuoso. Las empresas y los autónomos deben de contar con un protocolo de prevención del acoso, sin importar el número de empleados.
6. Falta de empatía y trato impersonal. Los empleados no son solo números o recursos productivos, son personas con necesidades, emociones y aspiraciones. Tratarlos con indiferencia, falta de empatía o con un enfoque puramente burocrático solo genera desmotivación y resentimiento.
Consecuencias: baja moral, pérdida de compromiso, dificultad para crear equipos cohesionados.
Cómo evitarlo: fomentar una cultura de empatía y respeto en la empresa, promover la comunicación interpersonal, ofrecer apoyo emocional a los empleados cuando lo necesiten, humanizar las relaciones laborales.
7. Incumplimiento de las normas laborales. No respetar las leyes y normativas laborales vigentes, tales como el incumplimiento del registro horario obligatorio, realización de horas extras no pagadas o no garantizar unas condiciones de trabajo seguras y saludables, son acciones que no solo son ilegales, sino que también dañan la confianza y el bienestar de los trabajadores.
Consecuencias: multas y sanciones, demandas por parte de los empleados, deterioro de la imagen de la empresa, conflictos laborales.
Cómo evitarlo: conocer y cumplir las leyes y normativas laborales vigentes, garantizar condiciones de trabajo seguras y saludables, ofrecer beneficios y compensaciones justas y legales, mantener una comunicación clara y transparente con los empleados sobre sus derechos y obligaciones.
8. Falta de inversión en formación y desarrollo. No invertir en la formación continua de los empleados es un error que limita su crecimiento profesional, reduce su capacidad de adaptación a los cambios y, en última instancia, perjudica la competitividad de la empresa.
Consecuencias: empleados desactualizados, pérdida de talento, dificultad para innovar y adaptarse a los cambios del mercado.
Cómo evitarlo: crear planes de formación y desarrollo personalizados para cada empleado, en función de sus necesidades y objetivos profesionales, ofrecer oportunidades de aprendizaje continuo (cursos, talleres, seminarios, etc.), fomentar la cultura del aprendizaje y la autosuperación.
9. Despidos injustificados, silenciosos e irrespetuosos. Los despidos son una medida extrema que debe tomarse como último recurso y siempre de manera justa y respetuosa con los empleados afectados. Comunicar los despidos de forma abrupta, sin ofrecer las debidas explicaciones o apoyo para la recolocación, solo genera resentimiento y daña la imagen de la empresa. El despido silencioso es otra mala práctica, en la que las empresas buscan desmotivar al trabajador para conseguir su renuncia voluntaria.
Consecuencias: demandas laborales, pérdida de confianza en la empresa, daño a la reputación de la imagen de la empresa.
Cómo evitarlo: implementar políticas claras y transparentes para la gestión de despidos, ofrecer apoyo psicológico y asesoramiento para la recolocación a los empleados despedidos, mantener una comunicación honesta y respetuosa durante todo el proceso.
10. Falta de liderazgo y dirección. Un líder incompetente o desmotivado puede generar un ambiente laboral tóxico, desorientar al equipo, limitar el potencial de determinados trabajadores y el crecimiento de la empresa. Muchos trabajadores no abandonan sus empresas, dejan a sus jefes, ya que no los soportan. Un buen líder hace partícipe a todo el equipo de los logros obtenidos, generando un buen clima laboral. En el polo opuesto se sitúan los jefes que se atribuyen todos los éxitos.
Consecuencias: baja productividad, falta de motivación, fuga de talento, pérdida de competitividad.
Cómo evitarlo: seleccionar cuidadosamente a los líderes de la empresa, invertir en su formación y desarrollo, fomentar un estilo de liderazgo participativo y motivador, crear un ambiente de trabajo positivo y colaborativo.
Por lo tanto, las malas prácticas de recursos humanos son un lastre para cualquier empresa que aspire a tener éxito. Implementar un enfoque basado en la empatía, el respeto, la comunicación y el desarrollo del talento es la clave para crear un buen ambiente laboral e incrementar la productividad.
El CEF. - es consciente de la importancia que para los responsables de recursos humanos tiene contar con una buena formación permanentemente y actualizada. Por ello, ofrece a estos profesionales un amplio abanico de programas formativos en materia laboral y de recursos humanos. Además, para los interesados en una mayor especialización, el Máster en Dirección y Gestión de Recursos Humanos - RR. HH. es la solución ideal.
José Ramón Fernández de la Cigoña Fraga
Colaborador del CEF.-